Cuando estás embarazada sufres una serie de cambios físicos y psicológicos, que incrementan tus riesgos laborales, según el trabajo que realices. También influyen tu constitución física y tu capacidad individual de enfrentar los cambios que producen el embarazo.
Tu ginecóloga que está llevando tu control de embarazo siempre debe estar al tanto del tipo de trabajo que realizas y aconsejarte acerca de algunos cuidados especiales que debas tener.
Es aconsejable que durante tu gestación no realices trabajos nocturnos y evites el contacto con productos tóxicos, la adopción de posturas forzadas, realizar esfuerzo (según las semanas de embarazo que lleves); además deberás aumentar el tiempo de descanso y horas de sueño.
Durante el embarazo debes evitar actividades laborales que conlleven a caídas, de estrés o conlleven a riesgo vascular (várices y/o trombosis). Por eso es aconsejable que evites hacer lo siguiente:
- Subir y bajar escaleras.
- Estar muchas horas sentada.
- Alcanzar objetos en estanterías altas.
- Agacharse y recoger cosas del suelo (en las semanas finales del embarazo).
- Trabajar por la noche.
- Levantar pesos excesivos.
- Trabajar con sustancias tóxicas.
Recuerda ponerte en manos de una buena profesional y seguir sus instrucciones. Así tendrás un embarazo feliz y reducirás al mínimo cualquier riesgo para ti y para tu bebé.
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